RELACIÓN ENTRE LA FORMA-FUNCIÓN Y EXPERIENCIA DEL USUARIO EN EL ESPACIO





Cada lugar o espacio esconde una historia detrás, esconde los nombres de la gente que ha estado allí recorriendo todos sus rincones y viviendo diferentes emociones y sobre todo esconde la sensación que ese espacio puede producir en nosotros en el momento que entramos por la puerta y nos dejamos llevar.
Esa sensación siempre es un impacto personal, algo que siempre será nuestro e influirá en las posibles sensaciones que percibiremos posteriormente. La forma comunica ideas por sí misma, llama la atención de receptor y es un elemento esencial para un buen diseño; se trata de una pieza con cierto atractivo visual, con personalidad y de un gran equilibrio estético. Con el tiempo, el concepto de forma ha ido sufriendo transformaciones y ha sido vista desde enfoques distintos.
En la actualidad la forma de los objetos no solamente obedece a criterios funcionales. Un buen diseño es capaz de comunicar algo más que su función, debe ser capaz de comunicar su intención.
Conciliando la importancia de la forma y la función, se puede decir que éstas no tienen porque contraponerse, sino que interactúan una con la otra influyéndose mutuamente y que dependiendo del objetivo a la hora de diseñar, se puede otorgar mayor jerarquía a una u otra.
La relevancia de la forma sobre la función. Actualmente esta tendencia prioriza los aspectos de forma se llama STYLING. Es una opción en el diseño que busca la modificación externa de un objeto sin tener en cuenta la funcionalidad. Así se da a los objetos nuevos valores simbólicos de modernidad, con la finalidad de sorprender y fomentar el consumo.
El predominio de la función sobre la forma. En esta opción, un diseño es bello cuando los aspectos formales están supeditados a la función, es decir, cuando la calidad de los materiales y los procesos de la producción enmarcan la imaginación del diseñador. La idea de belleza deja de ser el motor del diseño y se convierte en una consecuencia: la belleza viene por añadidura.
La consideración de la forma y la función con la misma importancia. Actualmente se tiende a considerar que los aspectos formales y de funcionalidad tienen la misma importancia y, por lo tanto, se deben plantear y estudiar conjuntamente. Un objeto es bello porque satisface una necesidad y, también, porque presenta una forma que comunica su función y es visualmente atractiva para complacer al consumidor.
También se puede afirmar que alrededor de la forma y la función hay también otros factores a tomar en cuenta a la hora de diseñar, como lo son el tecnológico, el funcional, el expresivo y el comercial. Y que la forma actualmente está muy influenciada por las tendencias y modas.
De esto se desprende que hay que tener presente varios aspectos básicos cuando se diseña algo: preguntarse para que ha nacido, cuál es su finalidad y cuál debe ser su función. Porque un producto puede ser muy estético y no servir para nada o puede ser muy funcional, pero no ser nada atractivo para el comprador.
Por otro lado se desprende que hay que tener presente varios aspectos básicos cuando se diseña un espacio: preguntarse para que ha sido diseñado el espacio, cuál es su finalidad y cuál debe ser su función. Porque un espacio puede ser muy estético y no servir para nada o puede ser muy funcional, pero no ser nada atractivo para el usuario.
Es importante registrar lo que sucede en un lugar, observar a quienes lo usan y entender cómo se generan y mantienen las acciones tanto individuales como aquellas que conforman lo colectivo ayuda a entenderla dinámica de un lugar y cómo se transforman ya que estas experiencias resultan ser un banco de información sustancial.





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